octubre 16, 2009

Fatum


Las pequeñas cosas son las que cambian la vida.
Ocurren en momentos inesperados, que no se pueden controlar, y una vez en marcha es díficil saber si lo que vendrá será bueno o malo... 
Tal es el destino incierto de la humanidad.


Siempre me he preguntado:
¿Como nos veremos desde arriba?

¡¡Seguramente somos un gran espectáculo!!

Si Dios, o los ángeles o los mismísimos marcianos (si es que existen) se detienen a ver la función probablemente experimentan toda clase de sensaciones al observarnos, seguro van de la risa, a la indignación, a la rabia y hasta al amor al ver todo lo que somos y todo lo que hacemos.

Es interesante - y también desquiciante- pensar que todo, absolutamente todo lo que cada uno de nosotros hace retumba en el universo, tiene una consecuencia y al final del día de una u otra forma nos afecta a todos. Rara vez podemos ver con claridad cómo funciona este mecanismo y suena hasta incoherente pensar, por ejemplo, que lo que una anciana en una remota aldea de china decida hacer el día de hoy, de una u otra forma me afectara a mí que vivo a millones de años luz. Cuando pienso en esto me da la impresión de que pendemos de hilos invisibles, tarambanamente manejados por el destino.

Me pregunto hasta que punto toda esta cadena de sucesos determina el rumbo de nuestra vida, ¿será posible que una milimétrica alteración en nuestra “ruta preconcebida” pueda cambiar el curso de la humanidad entera?



(Stop crying your heart out - Oasis ,musica de la pelicula el efecto mariposa) 
Es como el llamado efecto mariposa (teoría del caos):

“Cuando una mariposa bate sus alas, en el lado opuesto del mundo se crea un tornado” 

¿Es esto posible? A mí la sola idea me parece magistral, siniestra, intimidante!

Hay quienes piensan que creer en la predestinación implica reconocer que no tenemos el control sobre nuestras vidas, que no importa lo que hagamos, si de cualquier forma nuestro camino ya esta previamente trazado.

Yo creo que efectivamente hay una serie de sucesos y circunstancias que escapan a nuestro control, desde el principio de nuestra existencia, como el hecho de a qué familia, a que condición social o a que nacionalidad pertenecemos o que rasgos físicos tenemos. Nada de eso lo controlamos nosotros, nada de eso es decisión nuestra, y en ocasiones son factores que influyen considerablemente en la vida, pero nos son determinantes. Creo que el resto corre por nuestra cuenta, la forma en que afrontamos las situaciones que nos toca vivir, la forma en que interpretamos el papel asignado por el destino es únicamente nuestra responsabilidad, de nosotros depende elegir conformarnos con lo que la vida nos impone, o luchar con uñas y dientes para cambiar lo que no nos gusta de nuestra realidad.

En fin… esto me hace recordar un fragmento de la película de El curioso caso de Benjamin Button (The Curious Case of Benjamin Button) Donde se ilustra muy gráficamente la macabra intervención del destino, o cadena de sucesos, o causa y efecto o broma pesada o como se le quiera llamar. Esa sucesión de acontecimientos que desencadena a veces en algo trágico, como en este caso o supongo que a veces también trae bellas sorpresas bajo el brazo.
Aquí dejo dicho fragmento…

 

Bueno, ya basta de darle vueltas a un tema tan profundo, me está dando dolor de cabeza, mejor cierro este post con una frase que resume completamente mi opinión al respecto:

“El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos”
William Shakespeare 


 

No hay comentarios.:

Roy Tanck's Flickr Widget requires Flash Player 9 or better.