noviembre 18, 2009

E n C a D e N a D a





Hay cadenas que no lastiman, pero igual aprisionan.
Te las dan forradas de seda y terciopelo, las perfuman con esencia de patchulli y hasta les enredan flores de colores.
Con el paso de los años les añaden algunos eslabones para que puedas "conocer los alrededores".
Te permiten que las decores a tu gusto y se ven tan lindas que hasta terminas agradecida de que te  las hayan otorgado.
Luego… un buen día despiertas y te das cuenta de que ya no perteneces a este espacio, a este jardín, a esta pequeña habitación,  ya no necesitas que te sigan mimando, ya no dependes de ellos… y sin embargo, ahí están, esas suaves y perfumadas cadenas, que a pesar  de estar formadas de amor, ahora te pesan, porque no te dejan volar.
¿Cómo liberarte sin lastimarlos, sin lastimarte?
¿En qué momento se intercambiaron  los papeles?
¿Cuándo comenzaron a necesitarte ellos a ti mucho más que tu a ellos?
¿Cómo dejarlos sin que te acusen de abandono?
¿Cómo decirles adiós si afirman que te necesitan?

Y es que no importa sin son de plata, si son de oro o si son de amor, las cadenas, cadenas son.







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