En mandrágoras y quimeras, en dragones y elefantes,
en berenjenas y flor de calabaza, en mandarinas y suspiros, en Pitágoras y Bugs
Bunny, en silencios y polvo estelar, en camellos y martinis, en vicios y
cometas, en libros y frambuesas, en ecos y relámpagos, en ti y en mi, en el
universo que nos circunda, en el rayo de sol que nos acaricia, en desiertos y
tulipanes, en una catarina, en un hongo venenoso, en un copo de nieve, en cada partícula, en cada instante…
Hoy tuve que despedirme de Don Severo, mi periodiquero favorito...
Don Severo es un Señor que conocí en el semáforo de la subida de Chapultepec, en ese recorrido de todos los días rumbo al trabajo.
Ese semáforo hasta hace algunos meses era una verdadera maldición para mí. A causa de mi impuntualidad crónica representaba un problema, porque -supongo que por justicia divina- siempre estaba en rojo justo cuando más tarde se me hacía para el trabajo.
Y fue precisamente en una de tantas mañanas en que el dichoso semáforo estaba en rojo que tuve tiempo de observar como la Señora del carro que estaba frente al mío, decía que "No" con un ademán bastante despectivo al Señor que vendía los periódicos, y como siempre me ha indignado el trato prepotente hacia cualquier persona, pero principalmente hacia aquéllos que en determinadas circunstancias son mas vulnerables, pues decidí "compensar" a mí manera la ofensa y saludé a Don Severo (El Sr. que vendía los periódicos) con mi mejor sonrisa... El reaccionó sorprendido y apenas tuvo tiempo de devolver la sonrisa y hacer una seña de aprobación señalando con el pulgar hacia el cielo.
El incidente no pasó desapercibido para Don Severo, porque en la siguiente oportunidad se acercó para agradecerme la sonrisa y me dijo que el mundo sería muy distinto si todos se detuvieran a ver a los ojos a las personas a su alrededor y les obsequiaran el mejor de los regalos: una sonrisa.
Y asi nació una bonita amistad que me acompañó durante estos meses.
Día a día entre semáforo y semáforo me enteré que Don Severo es de Michoacán, solo estaba aquí de paso, vino a trabajar una temporada, también me contó que es cristiano, que tiene una esposa y dos hijos, que a sus 58 años vino a conocer el mar aquí en Ensenada. Sabe mucho sobre ángeles y me dijo que el nombre de mi ángel es Raziel o Jaziel o algo así.
Y hoy... supongo que una especie de preámbulo a las despedidas que tendre que acumular en los próximos días, Don Severo me anunció que se regresa pa´ su tierra, por fin a reunirse con los suyos.
Fue una despedida apresurada, no tuve ni tiempo de agradecerle las sonrisas y las bendiciones que como buen cristiano me regalaba cada mañana, apenas acerte a decirle que fue muy grato conocerlo y que le deseaba lo mejor... Me hubiera gustado darle un presente de despedida...
Ni hablar, "Las piedras rodando se encuentran", chance y algún día tenga la oportunidad de despedirme como Dios manda.
Por hoy solo tengo que conformarme con escribir este post en honor de ese Señor de piel tostada, que consiguió hacerme sonreír cada mañana durante los últimos casi siete meses y que me dio tantas bendiciones y buenos deseos que seguro me alcanzaran para un buen rato, también me enseño un poquito sobre ángeles y sobretodo a revalorar el gran poder de un gesto tan sencillo pero tan significativo como una sonrisa.
Ya habia posteado esta canción en una entrada anterior, pero hoy quiero dedicarla a Don Severo por que creo que El es de esa gente....
"Gente que comparte el oleaje de su alma y nos renueva la pequeña esperanza de un día vivir en paz"
Gracias
por ese dulce instante, por esos días en los que viví entre dos caritas
felices, por todo lo que dijimos sin pronunciar una sola palabra…
¿Te
acuerdas? Yo tenía 12 y medio, tú tenías
trece.
Nuestra
calle vacía, tú en tu bici yo en la mía, nos cruzamos, nos detuvimos ynos
quedamos pausados en una mirada eterna, no sé si fue un minuto o una década,
por que el tiempose detuvo para marcarme milimetro cúbico a milimetro cúbico el verde de tus ojos...
Anoché anuncie que me marcho, hubo intentos fallidos por hacerme desistir,
pero mi desición es inapelable, en tres semanas me embarco en un viaje sin fecha de retorno definida.
Tengo una mezcla de emociones difícil de explicar: alegría, nostalgia y muchas ganas de tomar las riendas de mi vida, de mostrarme a mi misma que puedo arreglarmelas yo sola, pero al mismo tiempo, siento una gran tristeza por dejar mi ranchito, a mis amigos y a mi familia.
Siempre me han gustado los comienzos, creo que representan la oportunidad de arrancar desde cero, de reiniciar todo -pero ahora con el acumulado de los conocimientos adquiridos- para evitar cometer los mismos errores.
Ahora solo tengo que definir algunos detalles, resolver algunos pendientes y me voy... viajo a Denver, Colorado, donde me espera un trabajo diferente, nuevas personas, nuevo hogar, nueva vida, todo es nuevo, al menos para mí...
¡Que afortunada, voy a estrenar en múltiples sentidos!
Hay cadenas que no lastiman,
pero igual aprisionan.
Te las dan forradas
de seda y terciopelo, las perfuman con esencia de patchulli y hasta les enredan
flores de colores.
Con el paso de los
años les añaden algunos eslabones para que puedas "conocer los alrededores".
Te permiten que las
decores a tu gusto y se ven tan lindas que hasta terminas agradecida de que te las hayan otorgado.
Luego… un buen día
despiertas y te das cuenta de que ya no perteneces a este espacio, a este jardín,
a esta pequeña habitación, ya no
necesitas que te sigan mimando, ya no dependes de ellos… y sin embargo, ahí están,
esas suaves y perfumadas cadenas, que a pesar de estar formadas de amor, ahora te pesan, porque
no te dejan volar.
¿Cómo liberarte
sin lastimarlos, sin lastimarte?
¿En qué momento se
intercambiaron los papeles?
¿Cuándo comenzaron
a necesitarte ellos a ti mucho más que tu a ellos?
¿Cómo dejarlos sin
que te acusen de abandono?
¿Cómo decirles adiós
si afirman que te necesitan?
Y es que no
importa sin son de plata, si son de oro o si son de amor, las cadenas, cadenas
son.
Me siento más observada que si estuviera en Big Brother…
¡¡No puedo ni estornudar sin perder el estilo!!
Oh maldición de ser la única fémina que circula por este sitio, extraño las charlas que solo se dan entre nuestro genero, el parloteo incesante que nos caracteriza y que tanta falta me hace.
¡Rayos!
Ni hablar, mejor me enfoco en lo bueno: Mi jefe es buenísima onda, me tratan súper bien, me gusta mi trabajo y por lo menos no formo parte de las larguísimas filas de desempleados.
Anoche las estrellas
estaban limpiecitas, limpiecitas, singularmente brillantes.
Anoche estaba sola en mi casa y
se me antojo hacer algo que hacía siglos no hacia: arrastrar la ahora ex mecedora de
mi abuelita, colocarla en la mitad del patio y sentarme envuelta en una cobija
a admirar las estrellas.
Entonces, recordé mi viejo
romance con las estrellas fugaces, antes me topaba con ellas todo el tiempo,
sin pensarlo, sin planearlo, en esas conversaciones cuando alguien me llevaba a
mi casa y nos quedábamos platicando en el carro, o cuando acampábamos, o cuando
viajábamos y yo en vez de dormir pegaba la cara a la ventanilla y me perdía
mirando el cielo. Siempre las veía solo Yo, por que cuando advertía a los
demás, ya había pasado, haciendo honor a su nombre el reflejo fugaz desaparece
en menos de un pestañeo…
Supongo que esto me pasaba por
que antes veía más al cielo... es otra de las desgracias de volverse “adulta”,
se te olvidan los placeres sencillos con demasiada facilidad.
Y enfrascada estaba en estos
pensamientos cuando escarbando en los laberintos de mi memoria, recordé que mi gusto
por mirar a las estrellas se volvió oficial cuando leí un poema de Rubén Darío,
estaba escrito en uno de los libros de “Español Lecturas” de primaria, no
recuerdo de que grado. Pero eso sí, cada frase de ese poema, habita lleno de
vida en la galería de mis recuerdos, y digo galería por que en la mente
infantil, ese es el efecto que provocan las letras que tocan el corazón, se materializan,
escapan al papel, cobran vida y como mínimo efecto, quedan inmortalizadas en un
hermoso cuadro.
El poema se llama Margarita…y creo que debe tener un historia detrás, porque
leí que el poeta lo dedico a alguien llamada Margarita Debayle, pero la verdad
es que para mí, este poema solo habla de una “gentil princesita” que como yo, como la niña que un día fui, quería
cortar una estrella.
Después de leer, memorizar y
soñar con esta historia me volví aun más aficionada a mirar las estrellas y por
lo menos anoche recupere ese pequeño gran placer…
Margarita
Rubén Darío
Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:
Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».
Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».
Y ella dice: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».
Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
* * *
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
Seria ingrato de
mi parte no concluir estepost dando GRACIAS por este flash back,por esos
instantes “fugaces” en que se fundenpasado y presente y las sensaciones
memorables regresan con una nitidez conmovedora.
Hoy quiero hablar sobre uno de esos misterios que dan rienda suelta a la imaginación, que te llevan a formular mil hipótesis y que al final dejan la interrogante exactamente como al principio: sin respuesta.
Hace ya mucho tiempo leí en un foro sobre un misterioso manuscrito y siempre habia tenido ganas de escribir algo al respecto. Y hoy es el día...
El manuscrito Voynich es un misterioso libro ilustrado, de contenidos desconocidos, escrito hace unos 500 años por un autor anónimo en un alfabeto no identificado y un idioma incomprensible, el denominado voynichés.
A lo largo de su existencia constatada, el manuscrito ha sido objeto
de intensos estudios por numerosos criptógrafos profesionales y
aficionados. Ninguno consiguió descifrar una sola palabra. Esta sucesión de fracasos ha convertido al manuscrito en el Santo Grial de la criptografía histórica, pero a la vez ha alimentado la teoría de que el libro no es
más que un elaborado engaño, una secuencia de símbolos al azar sin
sentido alguno.
Sin embargo, el que cumpla la ley de Zipf,
que viene a decir que en todas las lenguas conocidas la longitud de las
palabras es inversamente proporcional a su frecuencia de aparición
(cuantas más veces aparece una palabra en un idioma, más corta es),
hace pensar que se trata no sólo de un texto redactado en un lenguaje
concreto, sino también que este lenguaje está basado en alguna lengua
natural.
El libro tiene alrededor de 240 páginas de pergamino,
con vacíos en la numeración de las mismas, lo que sugiere que varias
páginas se han extraviado. Se utilizó pluma
de ave para escribir el texto y dibujar las figuras con pintura de
colores; según se puede apreciar, el texto es posterior a las figuras,
ya que en numerosas ocasiones el texto aparece tocando el borde de las
imágenes, algo que no ocurriría si éstas hubiesen sido añadidas
posteriormente.
Las ilustraciones del manuscrito no aclaran los contenidos del texto
pero denotan que el libro consta de seis "secciones", con diferente
materia y estilo. Exceptuando la última sección, que contiene
únicamente texto, casi la totalidad de las páginas contienen al menos
una ilustración. Las secciones y sus nombres convencionales son:
Herbario: cada página muestra una planta (en ocasiones dos) y algunos párrafos de texto, un formato típico de herbarios europeos de la época. Algunas partes de estas ilustraciones son copias en mayor escala y detalle de bocetos vistos en la sección farmacéutica (debajo).
Astronómica: Contiene diagramas circulares, algunos de ellos con soles, lunas y estrellas, lo que sugiere que trata de astronomía o astrología. Una serie de 12 diagramas muestra símbolos convencionales para constelaciones zodiacales (dos peces para Piscis, un toro para Tauro, un soldado con un arco para Sagitario,
etc.). Cada símbolo está rodeado por exactamente 30 figuras de mujeres
en miniatura, la mayoría de ellas desnudas, cada una sosteniendo una
estrella. Las dos últimas páginas de esta sección (Acuario y Capricornio) se extraviaron, mientras que Aries
y Tauro están separados en cuatro diagramas con 15 estrellas cada uno.
Algunos de estos diagramas se encuentran en páginas desplegables.
Biológica: Un texto denso y continuo con figuras de pequeñas
mujeres desnudas tomando baños en balnearios públicos o tinas
interconectadas por una elaborada red de tuberías, algunas de ellas
claramente en forma de órganos del cuerpo. Algunas de las mujeres
llevan coronas.
Cosmológica: Más diagramas circulares, pero de naturaleza
desconocida. Esta sección también posee páginas desplegables, una de
ellas de seis páginas de largo, que contiene una especie de mapa o
diagrama con seis "islas" conectadas por calzadas, castillos y
posiblemente un volcán.
Farmacéutica: Varios dibujos con leyendas de partes de plantas aisladas (raíces, hojas, etc.); objetos similares a jarras farmacéuticas (albarelos) a lo largo de los márgenes y algunos párrafos de texto.
Recetas: Muchos párrafos cortos, cada uno marcado con una
"viñeta" en forma de flor (o estrella) que hacen pensar en una serie de
órdenes, pasos o instrucciones para elaborar algo (presumiblemente un
producto químico o alquímico).
Existe una serie de teorías sobre la posible autoría, sobre el propósito y la lengua en que fue redactado el manuscrito, sin embargo ninguna ha podido comprobarse.
Hay una historia fascinante detrás de este cautivador misterio, aquí dejo el link de wikipedia, de donde obtuve esta información y donde podrán encontrar interesantísimos datos adicionales.
Es tanto el interés que ha sucitado este misterioso manuscrito que actualmente ya se venden copias del mismo, incluso en edición de bolsillo.
Mientras tanto, el
original del volumen en cuestión duerme
hoy en una vitrina.
Involucrados en el misterio, a lo largo de 500 años, desfilaron múltiples figuras. Todos ellos estuvieron
presentes, pero pasaron y desaparecieron
en el polvo de los siglos, o lo harán. Pero el misterio persistirá, porque, a estas alturas, los
expertos guardan muy pocas esperanzas de que el Manuscrito Voynich
pueda ser descifrado alguna vez.
En 1969, harto ya de
intentar venderlo, H.P Kraus donó el Manuscrito Voynich a la
Universidad de Yale, la que lo archivó en su
Biblioteca Beinecke de Libros Raros.
Allí sigue, rotulado con el número de catálogo MS 408.
El video es algo extenso, pero vale la pena verlo hasta el final.
"Dicen los que lo han
visto que parece sonreír y guardar silencio, como si supiera un secreto
que no somos ni seremos capaces de develar".
Los dos grandes amores de mi vida son: Don Quijote de la Mancha y Dr. House.
A veces me paso la goma de mascar.
Por más que lo intento, no puedo dejar de morderme las uñas.
La primera vez que vi "Titanic" en el cine rodeada de amigos y amigas, me burle de l@s que lloraron con la película. La segunda vez que vi "Titanic", sola, en la sala de mi casa, lloré como Magdalena.
En 6to. de primaria me puse literalmente a las patadas con un niño, sí, ¡¡con un niño!! Oops! si mi mamá y mi abuelita se enteraran seguro me dirían algo asi: "Muchacha machetona.. ¡¡¿A quién se le ocurre semejante barbaridad?!!
Alguna vez mentí sobre mi edad.
Le hice trampa en el póker al pobre abuelito de Luz.
Yo escribí aquélla nefasta y anónima carta.
Ya perdí la cuenta de los semáforos en rojo que me he pasado.
Yo fui la autora intelectual de los sándwiches de chocomilk.
Le tengo fobia a las cucarachas.
Gollum me da miedo.
Soy claustrofóbica y amnésica selectiva.
Me gusta hacer hoyitos en la tierra con los tacones de mis zapatos.
Tengo una pierna ligeramente más corta que la otra y los pulgares de las manos chaparritos y achatados.
Cuando me desvelo, amanezco con sensación de resaca.
Prefiero los dibujos animados a los noticieros.
No me gusta la comida china.
Colecciono canciones, heridas invisibles, miradas, despedidas y algunas sonrisas.
Tengo un blog mimetizado en el éter azul.
Esta confesión seguro herirá algunas sensibilidades, pero a mi, la música de Mozart, Bach, Beethoven, Chopin, Brahms, Vivaldi, etc. etc. me da sueño. Sí, ya lo sé... ¿Así o mas inculta? Ni hablar, en los gustos no se manda.
El mayor acto bandálico de mi vida fue robarle unos cuantos chocolates a mi ex jefe.
Soy extremadamente ordenada en mi trabajo y preocupantemente caótica en mi vida personal.
No sé cocinar.
No me gusta el baseball.
Soy incorregiblemente impuntual.
Mi fruto favorito es el limón.
No se si es por nervios o por imprudencia heredada, pero las noticias trágicas me provocan un risita involuntaria.
A veces hablo con mi reflejo.
Puedo comer helado hasta explotar.
No me gustan las cosas perfectas y simétricas.
El agua me "vuelve a la vida" en todas las formas posibles.
¿Y tú?
¿Cuáles son tus confesiones irrelevantes... pero necesarias?