"Solía tener el hábito de pensar en 6 cosas imposibles para antes del desayuno".

La sorprendí un 15 de verano, un 27 de Otoño, un 18 de primavera, un 13 de Invierno, un 45 de Agosto, un 38 de Febrero.... a las 29:75 de un año sin retorno....
La encontré desvariando, diciendo incoherencias, buscando como una loca su "muchosidad". 
Se asomaba debajo de la cama,
abría todos los cajones,
revolvía los estantes 
y gritaba desesperada que donde había dejado su muchosidad, 
que la hechaba de menos...
Traía el vestido hecho jirones y las ojeras de mapache,
de pronto se calmaba y susurraba despacito, entre dientes....
repetía una y otra vez:
"En mi cuento de hadas nunca hizo falta un príncipe, 
en mi cuento de hadas nunca hizo falta un príncipe"...

Pobre Alicia, no habrá pócimas que te devuelvan a tu estado normal, ya nada volverá a ser lo que era... ninguna galletita mágica volverá a engrandecerte como en antaño, ningún sombrerero loco te dará consejos cuerdos, todos tus sombrereros han perdido la cabeza o el interés...

La reina de corazones ha ganado la partida, 
la villana exclamó: Que le corten la cabeza! 
y luego maliciosamente rectificó, mejor que le envenenen el corazón..... 
y pronuncio con una mueca perversa la sentencia más cruel: 
"ojalá que te enamores".....

Ay Alicia!!!..... el País de las Maravillas se volvio el País de las Desdichas.... 
eso te pasa por despistada, por seguir conejos, por resbalar en agujeros y soñar que podías ser la protagonista de tu propio cuento...

Olvida tu muchosidad niña tonta, ni siquiera sueñes con volver  a tu hogar por que ese ya no existe, ni aunque te cambies de cuento, ni aunque le robes a Dorothy sus zapatitos rojos y repitas la frase aquella tres veces... confórmate con encontrar un sombrero entre los escombros y recuperar algo de tu dignidad.... y si tienes suerte tal vez encuentres una pizquita de paz que te permita continuar....

                                                                                                                                                                                            Brumenado el sol

agiliscosos giroscaban los limazones.

Van herrando por las váparas lejanas, se fruncían.

Galimatazzo fuego en los ojos,

dientes y zarpas que desgarran

¡Cuídate del Galimatazzo hijo!

y del frumioso magnapresa.

Con arrojo empuñó la espada Vorpalina

y la hoja silbó ¡Zis! ¡Zas!

Yace muerto

y con su testa se volvió galompante.