Hoy sucedió...
Me arrancaron el corazón, lo picaron en trocitos, lo frieron con
mantequilla y se lo comieron en la cena. Y además me obligaron a ver el
espectáculo. Me sentaron en esa silla a observar como mordían mis
recuerdos afectivos construidos con tanto esmero, como saboreaban mis
emociones adquiridas a fuerza de sentir y de amar mucho.
¡Toda esta masacre sin el menor remordimiento!
Hoy me arrancaron el corazón por que se llevaron el cachito más sagrado
de mi ser, me arrebataron el núcleo de mis alegrías, secuestraron el
latido de mi amor, raptaron la vida de mi vida.
Tuve que verlo partir, y el reflejo fantasma de un órgano inexistente
me hizo sentir un gran dolor en el hueco que dejó. En teoría, sin
corazón no debería haber sufrimiento, y sin embargo, ahí esta, una
pena lacerante y profunda que me envolvió en un océano de lágrimas. ¡No
sabía que podía llorar tanto!
Ahora estoy haciendo acopio de fuerzas para ir a mi refugio, sacar la
cajita que escondo bajo la cama y ponerme el corazón de repuesto que ahí
guardo.
¡Lástima que los corazones de repuesto son tan pequeños! Ahora tendre
que empezar de nuevo, me tomará mucho tiempo nutrirlo, alimentarlo,
hacerlo crecer.
Sigo preguntándome: ¿Qué voy a hacer sin mi cielito?
1 comentario:
pero como es posible?
lo has explicado muy bien...
es tu corazon...
y nadie puede vivir sin corazon....NADIE¡¡¡
solo espero que tardes muy poco en recuperarlo....
te lo deseo de corazon...
un abrazo enorme desde el sur
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