enero 30, 2013

O l d

Me gusta lo viejo….
… lo antiguo
… lo que se pinta de tonos sepia
… lo que escurre melancolía
… lo que cuenta una historia aun cuando solo queden ruinas.

Las paredes derruidas...
los objetos oxidados...
los muebles desahuciados…
los libros viejos…
la madera apolillada…
todo lo que contenga trocitos de antes, todo lo que huela a viejo me causa una  extraña fascinación…


Me gusta imaginar las historias que ahí se vivieron, me gusta suponer el esplendor original de los cacharros que sobreviven a pesar de las décadas, me gusta adivinar cuantas personas, cuantas escenas, cuantas horas han transcurrido entre esos montones de moléculas viejas….
Como  la casa de la Señorita Havisham, en la historia de Pip….. y entonces imagino que es igual… que todo está ahí… a punto de desmoronarse pero con la esencia intacta, con la vaga ilusión de que el tiempo no ha pasado, con la fantasía de que el reloj  quedo detenido en el día crucial en que todo fue abandonado…. cuando aún era útil, cuando aun estaba lleno de vida…                                                                                                                                                                                  

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Pero mas allá de los objetos….
Me gustan las personas viejas…

Siento que los viejitos junto con los niños son seres un tanto ignorados y absolutamente fascinantes… y en cierta forma ambas etapas  son similares, aun cuando en teoría son opuestas... en fin…  
El punto es que no hay nada mas expresivo que la mirada de un viejo… entre cientos de arruguitas se esconden un par de farolitos que revelan mucho, ahí es posible encontrar un montón de tristeza, de derrotas, de sinsabores, pero también es posible ver con más claridad que en ninguna otra etapa del ser humano cuando una mirada se ilumina ante un recuerdo entrañable… o como hay almas guerreras que se niegan a morir, que siguen con la chispa ilesa a pesar del cansancio acumulado entre coyunturas y piel gastada….

Hay tanto ahí…  imagino que la memoria de un viejo debe ser como esos baúles en los que se almacenan toda clase de objetos, donde meter la mano es una aventura porque nunca se sabe lo que puedes encontrar….
Esos rostros que parecen haberlo visto todo, esas sonrisas sin dientes, ese despiste por que las conexiones ya están flojas…. ese montón de huesitos débiles… esos seres olvidados y tantas veces maltratados son en realidad un tesoro viviente….
 Y pensar que circulan por ahí, a paso lento… desperdiciados, sin un oído que quiera escuchar sus historias, sin nadie que se interese en recibir su legado…
Y yo no puedo evitar pensar en mi viejita, que se me escurre como agua entre los dedos…. aunque me dé por hacerme la loca y siga engañándome con la idea de que ella es eterna….

1 comentario:

Anónimo dijo...

Imagina de que tamaño sera el baúl donde guardes tus memorias monita mia, seras la mejor pasa de la cosecha. Te amo.

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