noviembre 22, 2011

Ashuuu!


Estornudo, canto, rio, me enojo…. siento…. Bostezo…. Duermo... AMO…  hasta el cansancio!.... y no me canso!... me desespero… sonrío… gruño….me canso de ser gruñona… me contento...vuelvo a sonreír…. sueño… medio alucino, medio leo, medio aprendo…. Ignoro…. carajo!.... ignoro demasiadas cosas... me auto-regaño….. me auto-consuelo…. Me enredo y me desenredo… y me vuelvo a enredar…. Camino, salto, manejo..... comparto… hablo, en exceso en ocasiones…. Callo, también callo….corro…... Cuestiono….. Interrogo…. extraño a ratitos…. quiero… deseo…. Y vuelvo a soñar… despierta!.... ahora que lo pienso…. no es despiste, es “síndrome de soñadora crónica”…………y es que soñar aun cuando sea con los ojos abiertos si que distrae…..
..... lo sé: abuso de los puntos suspensivos!!….. y qué?...... también devoro algunos acentos y juego con las palabras y tengo una parvada de pájaros en la cabeza y hace tiempo que no logro conectar con este blog…. Y esto es incoherente…. Y qué?....... es mi blog que no?.... para eso es que no?..... 
y odio no recordar eso que esta “en la punta de las neuronas”, y desearía tener los conocimientos del “chefcito”…. Y las habilidades de Surilea mamita monstruo, y ame esa frase de Gioconda Belli:  la oscuridad sigue poblada de luciérnagas…….  Aun cuando no le encuentre ninguna aplicación en mi vida………….. y este post no debería haber visto la luz, pero me puse valiente y di click en “Publicar Entrada”….

Debe ser este frio...
Debe ser que me va a dar gripe!

noviembre 08, 2011

"Sal con una chica que no lee..."

Y como toda moneda siempre tiene dos caras.... 

"Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela.



Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.



Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe.

Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.


Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato.

Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo countinuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida.

Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.

No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio."

Escrito originalmente en inglés por 
Charles Warnke 
Traducción obtenida en: 
http://elotrocolorenelcaleidoscopio.blogspot.com/2011/08/sal-con-una-chica-que-no-lee-por.html

"Sal con una chica que lee..."


"Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca. 


Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.

Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.

Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella. 

Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace. 

Por lo menos tiene que intentarlo.

Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo. 

Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos. 

¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la sagaCrepúsculo. 

Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.

Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.

Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.

Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba."

Texto sugerido por Diego

noviembre 02, 2011

Es tan difícil encontrar un corazón de una sola pieza... 
tal vez ni siquiera existen...


A veces imagino que el corazón es como una enorme casona vieja...  
Tiene hermosos balcones, espacios iluminados y ventilados, jardines salvajes, alberga algunas obras de arte y fuentes refrescantes, contiene toda clase de objetos acumulados con el paso del tiempo y habitaciones que conservan intacto su esplendor inicial... 
Pero también esta lleno de laberintos, de recovecos oscuros, de cajas fuertes, de pasadizos secretos, de trampas mortales, de galerías abandonadas, de falsas fachadas y un que otro tragaluz artificial...


Me atrevería a decir que casi todos los corazones tienen voluntad propia... y hacen lo que sea necesario para protegerse, para sobrevivir....
Esconden recuerdos, idealizan etapas y personas, magnifican cualidades, manipulan, disfrazan emociones, confunden sentimientos, confeccionan ilusiones, se engañan, te engañan, fabrican conspiraciones secretas... "tiran la piedra y esconden la mano".... todo con tal de resguardarse del dolor...
.....Les da por racionalizar los sentimientos, sin aceptar que para sentir no hay que entender... sin  admitir que intentar encontrar argumentos para justificar las emociones es tan absurdo como querer explicar con complicadas ecuaciones por que respiramos o por que comemos... sin reconocer que sentir es un ejercicio natural, imposible de forzar...  que se da o no se da... y los motivos valen un soberano cacahuate... 
Pero bueno.... tampoco les asignemos malas intenciones, son solo meras estrategias de supervivencia... tramposas, pero válidas...... supongo!


Yo admito que no poseo un corazón de una sola pieza... 


En mi vieja casona hay una sala de espejos donde a veces se reúnen la que fui, la que soy y la que quiero ser... y se confunden... los reflejos se mezclan y se separan sin saber donde empieza una y donde acaba la otra.... 


También tengo varias cajas fuertes donde pretendo encerrar para siempre lo que me lastima, ahí he guardado las palabras duras que me marcaron, ahí he almacenado las sensaciones de desamparo y tristeza que he acumulado a lo largo de mi existencia.... y finjo que olvide la combinación... pero en el fondo se que la llevo tatuada en la memoria y ya no se borra....


También tengo una galería de objetos sagrados... esos recuerdos, esas imágenes, esas sensaciones reales o idealizadas que aparecen enmarcadas en un elegante marco, esas que intento proteger del paso de tiempo, esas que pulo y cuido con esmero, esas que conservo como el mayor de mis tesoros... pero que en realidad no sirven de nada... por que son solo antigüedades... testimonios mudos, inertes, carentes de vida.... son solo una representación hueca de cosas, de personas que ya no están....
tal vez este es el primer sitio que debería demoler....


También hay rincones siniestros donde mis fantasmas, mis demonios, mis quimeras se reúnen a tomar el té y en algunas noches alocadas les da por hacer una gran fiesta... y entonces se dan vuelo despertando a mis miedos, alimentando mis desconfianzas, liberando el contenido de las cajas fuertes y volviendo todo negro... aunque afortunadamente ya se como controlarlos y no les permito celebraciones prolongadas....


Pero afortunadamente en mi casona vieja, también hay un laboratorio de alquimista, un taller de carpintería y una enorme biblioteca... donde fabrico sueños e ilusiones, donde me construyo un mundo a mi medida, donde elijo y escribo mi propia historia según mis reglas, donde juego con todos los ingredientes y los mezclo para encontrar la formula de la felicidad...
También hay enormes ventanas, por donde se cuelan nuevos sentimientos, por donde entran sensaciones frescas, por donde me asomo al mundo y dejo que el mundo se asome....


Este corazón mio... como el resto de los corazones.. es un sitio fascinante... contiene y retiene hasta lo inimaginable y un poco más....
Pero su posesión más valiosa esta en el núcleo, creo yo... ahí en ese espacio donde esta nuestra verdadera escencia, donde habita la vocecilla interior que es la única que conoce todas las respuestas, la única que puede ayudarnos a distinguir la verdad (nuestra verdad) de la fantasía... la única  a la que debemos oír....
Solo hay que prestar mucha atención... por que con todo el ruido de alrededor a veces es muy difícil de escuchar...


En este alocado órgano que late y late, mi vocecilla interior ha dejado de ser tímida, se esta volviendo tenor... canta a todo pulmón y alcanzando las notas más altas me cuenta que este sentimiento que me invade es real... tan real que casi se puede tocar...

Y a ti... 
Qué te dice tu voz interior?

          


♫♪ "When there´s no one else
       look inside yourself
       like your oldest friend
       just trust the voice within... " ♫♪


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